En los riscos de Bilibio donde se lleva a cabo la batalla del Vino en Haro, habitó y falleció el anacoreta Felices de Bilibio, personaje de gran devoción en Bilibio. La villa que lo veneraba quedó deshabitada en el siglo X al irse las personas para Haro, ellas se trajeron la devoción del santo convirtiéndolo en patrón, pidieron levantar una ermita en su honor en los riscos, esta fue construida en el siglo XVIII por lo que se cree que las romerías vienen desde esa época.

El popular jolgorio apareció por primera vez, cuando una persona tras salir de la misa dedicada al santo patrón a modo de broma decidió tirarle vino a uno de sus vecinos, sentando de esta forma un precedente para que las personas continuaron haciéndolo.

Tras formalizarse la batalla del vino en Haro como Fiesta de Interés Turístico, cientos de personas continúan acudiendo los 29 de junio muy temprano a la habitual misa en la ermita, antes salir de la casa empacan vino en una bota o fumigadora cualquier vasija es válida, con ella llegan a la ermita acompañando al regidor síndico quien porta un pendón morado. Tras salir de misa empiezan a bautizarse con vino los unos a los otros mientras las charangas ponen el ritmo al camino de regreso a Haro donde les espera una corrida de toros.